lunes, 4 de agosto de 2014

Delitos informaticos

Delitos Informaticos Un delito informático o ciberdelicuencia es toda aquella acción, típica, antijurídica y culpable, que se da por vías informáticas o que tiene como objetivo destruir y dañar ordenadores, medios electrónicos y redes de Internet. Debido a que la informática se mueve más rápido que la legislación, existen conductas criminales por vías informáticas que no pueden considerarse como delito, según la "Teoría del delito", por lo cual se definen como abusos informáticos, y parte de la criminalidad informática. Delitos informáticos: Falsificación informática mediante la introducción, borrado o supresión de datos informáticos. Fraude informático mediante la introducción, alteración o borrado de datos informáticos, o la interferencia en sistemas informáticos. El borrado fraudulento de datos o la corrupción de ficheros algunos ejemplos de delitos de este tipo. Existen en la actualidad distintas modalidades delictivas relacionadas con la informática. Pero se pueden clasificar en dos tipos: Delitos Computacionales: entendiendose a conductas delictuales tradicionales con tipos encuadrados en nuestro Código Penal que se utiliza los medios informáticos como medio de comisión por ejemplo: realizar una estafa, robo o hurto, por medio de la utilización de una computadora conectada a una red bancaria, ya que en estos casos se tutela los bienes jurídicos tradicionales como ser el patrimonio. Tambien la violación de email ataca la intimidad de las personas(amparada jurisprudencialmente en la argentina). Delitos Informaticos: son aquellos conductas delictuales en las que se ataca bienes informáticos en si mismo, no como medio, como ser el daño en el Software por la intromisión de un Virus, o accediendo sin autorización a una PC, o la pirateria (copia ilegal) de software, pero esta ultima esta en Argentina penalizada con 1 mes a 6 años de prisión, especificamente por la ley 11.723 de Derecho de Autor. Pero no robando o dañando el Hardware, porque encuadraria en un delito tipicado tradicional mencionado anteriormente.

Nariz de perro photoshop

Nariz de perro con Photoshop


jueves, 31 de julio de 2014

El carruaje de la muerte

El Carruaje de la Muerte

Después de un largo y arduo día de trabajo en el campo, Mario se dirigía a su casa en la ciudad. Ya casi anochecía y caminaba de prisa. Poco antes de llegar a su casa escuchó el sonido de un carruaje muy cerca, lo que era muy normal en aquella época, pero este sonido era diferente, sintió mucho temor. Corrió y decidió esconderse en el parque, detrás de los árboles.
El sonido del carruaje se escuchaba cada vez más cerca, pero a la vez daba la impresión de que nunca llegaba y la espera se hacía interminable.
Sin darse cuenta, Mario pasó la noche en el parque. De repente, despertó por el frío que sintió y recordó lo ocurrido la noche anterior y en ese momento pensó que temerle a un carruaje había sido algo absurdo. Se levantó y fue a su casa.
Los días pasaron y Mario no podía olvidar lo ocurrido, así que decidió contárselo a un amigo.
Al escucharlo el amigo también le compartió lo que contaba la gente al respecto. “Dicen que por las noches se escuchaba a un carruaje ir a toda velocidad y que iba recogiendo a la gente que moría, era conocido como El Carruaje de la Muerte”. Al finalizar el relato añadió: “Posiblemente todo esto es un invento de la gente, no hay que hacer caso”.
Mario no se quedó tranquilo y junto con su amigo decidieron esperar esa noche, al carruaje y así confirmar si los rumores eran ciertos.
Se encontraban en parque bajo la noche fría y solitaria cuando comenzaron a escuchar el sonido de un carruaje. Poco a poco pudieron verlo, cada vez más cerca. Y en efecto, se trataba de un carruaje negro, tirado por caballos negros y con un conductor vestido completamente de negro.
Igual que la primera vez, el carruaje tardaba en llegar hasta donde ellos se encontraban.

Cuando por fin el carruaje estaba frente a ellos, el conductor los observo fijamente y ambos hombres se desmayaron. A la mañana siguiente, despertaron de frío y desde entonces, tanto Mario como su amigo, se esconden donde pueden cada vez que escuchan el sonido de un carruaje, sobre todo por las noches.



Animas Benditas

Las Animas Benditas
Después de un largo y arduo día de trabajo en el campo, Mario se dirigía a su casa en la ciudad. Ya casi anochecía y caminaba de prisa. Poco antes de llegar a su casa escuchó el sonido de un carruaje muy cerca, lo que era muy normal en aquella época, pero este sonido era diferente, sintió mucho temor. Corrió y decidió esconderse en el parque, detrás de los árboles.
El sonido del carruaje se escuchaba cada vez más cerca, pero a la vez daba la impresión de que nunca llegaba y la espera se hacía interminable.
Sin darse cuenta, Mario pasó la noche en el parque. De repente, despertó por el frío que sintió y recordó lo ocurrido la noche anterior y en ese momento pensó que temerle a un carruaje había sido algo absurdo. Se levantó y fue a su casa.
Los días pasaron y Mario no podía olvidar lo ocurrido, así que decidió contárselo a un amigo.
Al escucharlo el amigo también le compartió lo que contaba la gente al respecto. “Dicen que por las noches se escuchaba a un carruaje ir a toda velocidad y que iba recogiendo a la gente que moría, era conocido como El Carruaje de la Muerte”. Al finalizar el relato añadió: “Posiblemente todo esto es un invento de la gente, no hay que hacer caso”.
Mario no se quedó tranquilo y junto con su amigo decidieron esperar esa noche, al carruaje y así confirmar si los rumores eran ciertos.
Se encontraban en parque bajo la noche fría y solitaria cuando comenzaron a escuchar el sonido de un carruaje. Poco a poco pudieron verlo, cada vez más cerca. Y en efecto, se trataba de un carruaje negro, tirado por caballos negros y con un conductor vestido completamente de negro.
Igual que la primera vez, el carruaje tardaba en llegar hasta donde ellos se encontraban.
Cuando por fin el carruaje estaba frente a ellos, el conductor los observo fijamente y ambos hombres se desmayaron. A la mañana siguiente, despertaron de frío y desde entonces, tanto Mario como su amigo, se esconden donde pueden cada vez que escuchan el sonido de un carruaje, sobre todo por las noches.



El cadejo

El Cadejo

Se dice que es un espíritu bueno, que es por ese motivo que protege a las personas que acompaña. "Es un guardián que permanentemente protege al hombre". 
Don Sergio, un señor de 79 años, del barrio el Calvario de León, dice que salió el cadejo a la media noche, después de salir de echarse unos buenos tragos de cususa.
Del barrio de Guadalupe se escuchan más testimonios sobre este misterioso animal. Doña Mariíta una anciana de 93 años nos cuenta que, el cadejo es un animal que no a toda persona le sale y que protege a los caminantes nocturnos, y les digo esto, porque a mi papa el cadejo le salió y a mi hermano nunca, y los dos trasnochaban. Mi papa no tenía ningún vicio, pero le gustaba jugar billar, una noche venía sobre la calle de Guadalupe del biliar a la casa de mi mama, sintió que un perro le venía siguiendo los pasos. El perro venía tras él y entonces él se voltea y le dice: "Vallase este animal jodido que me anda siguiendo, oliéndome los pasos". El lo espantaba todo el tiempo, pero al llegar a casa el pero desaparecía y el misterioso animal a donde él iba lo acompañaba. Nunca le hizo algo mal a mi papa".
Doña Argentina Barcia, una madre de origen campesino nos relata que a su papa también le salió el Cadejo: "Mi papa trabajaba haciendo compras de ganado y cerdo, por eso andaba por todos los caminos y el cadejo blanco siempre lo acompañaba. Un día le dijo a mi mama: "Miró, mañana tengo que madrugar, tengo que ir a ver un ganado. Así fue, pero al salir de casa unos ladrones lo estaban esperando y lo mataron, después lo metieron a un fango de lodo. El animal no se sabe qué fin tendría, no se sabe si el animal lo defendió, pero la cosa es que nosotros supimos la muerte de él por un perro. El pero llegó a la casa y le olía las patas enlodadas. A mi mama la olía y ella preguntaba: ¿por qué este animal me huele los pies? Y el perro seguía insistiendo, por fin mi mama le agarró la seña al perro de que la quería llevar a algún lugar. Mi mama entonces siguió al perro, el perro caminaba y ella lo seguía hasta que llegó a una zanja lodosa puro fango y ahí encontró el cuerpo de mi papa. Así nos dimos cuenta de su muerte. Cuando mi mama buscó al perro, este va había desaparecido.
Dicen que existen dos cadejos, uno bueno y otro malo. Cuando el perro blanco olfatea al perro negro lo ataca para proteger al que acompaña.

En la vida nos acompaña el bien es el blanco y el mal que es el negro.



La llorona

La Llorona


En las altas horas de la noche, cuando todo parece dormido y sólo se escuchan los gritos rudos con que los boyeros avivan la marcha lenta de sus animales, dicen los campesinos que allá, por el río, alejándose y acercándose con intervalos, deteniéndose en los frescos remansos que sirven de aguada a los bueyes y caballos de las cercanías, una voz lastimera llama la atención de los viajeros.
Es una voz de mujer que solloza, que vaga por las márgenes del río buscando algo, algo que ha perdido y que no hallará jamás. Atemoriza a los chicuelos que han oído, contada por los labios marchitos de la abuela, la historia enternecedora de aquella mujer que vive en los potreros, interrumpiendo el silencio de la noche con su gemido eterno.
Era una pobre campesina cuya adolescencia se había deslizado en medio de la tranquilidad escuchando con agrado los pajarillos que se columpiaban alegres en las ramas de los higuerones. Abandonaba su lecho cuando el canto del gallo anunciaba la aurora, y se dirigía hacia el río a traer agua con sus tinajas de barro, despertando, al pasar, a las vacas que descansaban en el camino.
Era feliz amando la naturaleza; pero una vez que llegó a la hacienda de la familia del patrón en la época de verano, la hermosa campesina pudo observar el lujo y la coquetería de las señoritas que venían de San José. Hizo la comparación entre los encantos de aquellas mujeres y los suyos; vio que su cuerpo era tan cimbreante como el de ellas, que poseían una bonita cara, una sonrisa trastornadora, y se dedicó a imitarías.
Como era hacendosa, la patrona la tomó a su servicio y la trajo a la capital donde, al poco tiempo, fue corrompida por sus compañeras y los grandes vicios que se tienen en las capitales, y el grado de libertinaje en el que son absorbidas por las metrópolis. Fue seducida por un jovencito de esos que en los salones se dan tono con su cultura y que, con frecuencia, amanecen completamente ebrios en las casas de tolerancia. Cuando sintió que iba a ser madre, se retiró “de la capital y volvió a la casa paterna. A escondidas de su familia dio a luz a una preciosa niñita que arrojó enseguida al sitio en donde el río era más profundo, en un momento de incapacidad y temor a enfrentar a un padre o una sociedad que actuó de esa forma. Después se volvió loca y, según los campesinos, el arrepentimiento la hace vagar ahora por las orillas de los riachuelos buscando siempre el cadáver de su hija que no volverá a encontrar.

Esta triste leyenda que, día a día la vemos con más frecuencia que ayer, debido al crecimiento de la sociedad, de que ya no son los ríos, sino las letrinas y tanques sépticos donde el respeto por la vida ha pasado a otro plano, nos lleva a pensar que estamos obligados a educar más a nuestros hijos e hijas, para evitar lamentarnos y ser más consecuentes con lo que nos rodea. De entonces acá, oye el viajero a la orilla de los ríos, cuando en callada noche atraviesa el bosque, aves quejumbrosos, desgarradores y terribles que paralizan la sangre. Es la Llorona que busca a su hija…


El Sombreron

El Sombrerón
Un día, como a las seis de la tarde, aparecieron en la esquina de la casa de Celina cuatro mulas amarradas. Pasaron por allí dos vecinas y una de ellas dijo: "¡Qué raro! ¿No serán las mulas del sombrerón?". "¡Dios nos libre!" dijo la otra, y salieron corriendo.
A esa hora, Celina comenzaba a dormirse porque ya se sentía muy cansada. Entonces comenzó a oir una música muy bonita y una voz muy dulce que decía: "eres palomita blanca como la flor de limón, sino me das tu palabra me moriré de pasión"
Desde ese día, todas las noches, Celina esperaba con alegría esa música que sólo ella escuchaba. Un día no aguantó la curiosidad y se asomó a la ventana y cual siendo la sorpresa, ver a un hombrecillo que calzaba botitas de piel muy brillante con espuelas de oro, que cantaba y bailaba con su guitarra de plata, frente a su ventana.
Desde entonces, Celina no dejó de pensar en aquel hombrecito. Ya no comía, sólo vivía esperando en momento de volverlo a escuchar. Ese hombresito la había embrujado.

Al darse cuenta los vecinos, aconsejaron a los padres de Celina que la llevaran a un convento para poderla salvar, porque ese hombrecito era el "puritito duende". Entonces Celina, fue llevada al convento donde cada día seguía más triste, extrañando las canciones y esa bonita música. Mientras tanto el hombrecito se volvía loco, buscándola por todas partes.
Por fín la bella Celina no soportó la tristeza y murió el día de Santa Cecilisa. Su cuerpo fue llevado a la casa para velarlo. De repente se escuchó un llanto muy triste. Era el sombrerón, que con gran dolor llagaba a cantarle a su amada: "ay...ay... mañana cuando te vayas voy a salir al camino para llevarte el pañuelo de lágrimas y suspiros"
Los que vieron al sombrerón cuentan que gruesas lágrimas rodaban mientras cantaba: "estoy al mal tan hecho que desde aquí mi amor perdí, que el mal me parece bien y el bien es mal para mí". Toda la gente lloraba al ver su sufrimiento. Y cuentan que para el día de Santa Cecilia, siempre se ven las cuatro mulas cerca de la tumba de Celina y se escucha un dulce canto: "corazón de palo santo ramo de limón florido ¿por qué dejas en el olvido a quien te quiera tanto?"
Y es que se cuenta que el sombrerón nunca olvida a las mujeres que ha querido.